El constructivismo es una corriente de la didáctica que se basa en la teoría del conocimiento constructivista. Postula la necesidad de entregar al alumno herramientas que le permitan crear sus propios procedimientos para resolver una situación problemática, lo cual implica que sus ideas se modifiquen y siga aprendiendo. El constructivismo en el ámbito educativo propone un paradigma en donde el proceso de enseñanza-aprendizaje se percibe y se lleva a cabo como proceso dinámico, participativo e interactivo del sujeto, de modo que el conocimiento sea una auténtica construcción operada por la persona que aprende (por el «sujeto cognoscente»).
El movimiento nació en Rusia en 1914 y se fortaleció después de la Revolución de Octubre.
En la psicología, el constructivismo está basado en los postulados de Jean Piaget. Este psicólogo señaló que el desarrollo de la inteligencia es construido por el propio individuo a través de la interacción con el medio.
Para la filosofía de la ciencia y la epistemología, el constructivismo o constructivismo epistemológico es una corriente de pensamiento surgida a mediados del siglo XX. Según esta corriente, la realidad es una construcción creada por quién la observa.
Se considera al alumno como poseedor de conocimientos que le pertenecen, en base a los cuales habrá de construir nuevos saberes. No pone la base genética y hereditaria en una posición superior o por encima de los saberes. Es decir, a partir de los conocimientos previos de los educandos, el docente guía para que los estudiantes logren construir conocimientos nuevos y significativos, siendo ellos los actores principales de su propio aprendizaje. Un sistema educativo que adopta el constructivismo como línea psicopedagógica se orienta a llevar a cabo un cambio educativo en todos los niveles.
La pedagogía también denomina como constructivismo a la corriente que afirma que el conocimiento de todas las cosas es un proceso mental del individuo, que se desarrolla de acuerdo a la interacción con el entorno.
Por último, podemos mencionar que el constructivismo en las matemáticas requiere, para la prueba de la existencia de un objeto matemático, que el mismo pueda ser “construido”. Es decir: para esta escuela, la prueba por contradicción clásica que consiste en suponer que un objeto X no existe y, partiendo de esta premisa, derivar una contradicción, no es suficiente. Los constructivistas creen que este procedimiento no permite encontrar el objeto estudiado y, en consecuencia, su existencia no está probada.
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